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BIT A KORIN

La muerte llega de fuera

La muerte llega de fuera Cuando yo era pequeño (ya ha llovido…), me encantaba el papel que envolvía las chocolatinas. No sé, me fascinaba. Casi más que el contenido. Ahora, el papel plateado me da pánico. Es sinónimo de terror y de muerte. En cualquier sitio, en una cuneta, en una estación de ferrocarril o a la salida de una discoteca, estamos hartos, dolorosamente hartos de ver ese papel cubriendo el rostro de la muerte.
La familia Sidique, la familia Hussain, la familia Tánger y muchas otras familias, llegaron de Pakistán hace muchos años. Emigraron buscando ese mundo mejor con el que sueñan todos los parias de la tierra cuando la supervivencia en su país se torna insostenible. Los más decididos se lanzan a la búsqueda de esa tierra prometida idealizada. Eligieron el Reino Unido. Y allí se les acogió. Y allí se aposentaron, trabajaron, tuvieron y criaron a sus hijos. Se integraron en la sociedad británica y nadie les atacó ni los expulsó. Vivían honradamente con el sudor de su frente como cada quisque.
Y sus hijos se mezclaron con la nueva cultura. E incluso tuvieron sus hijos es su nuevo país. Dos generaciones ya.
Para estar agradecidos. Así debiera haber sido. Pero no. La locura religiosa islamista hizo presa en sus almas, seguramente débiles, y decidieron convertirse en un nuevo jinete del Apocalipsis: La muerte asesina y terrorista que desprecia la vida humana pensando obtener el paraíso por arrancarla. ¡Locos fanáticos!
Y dicen que hacían vida normal…
¿Como puede una mente ser tan retorcida y tan fría como para preparase a inmolarse en medio de seres inocentes?
Yo sé como. Siendo auténticos demonios, sin conciencia y sin alma, que cuando hacen lo que hacen vuelven al sitio de donde nunca debieron salir: al infierno. A pudrirse de asco toda la eternidad siendo solo recordados con desprecio. Porque al terror no se le perdona nunca. Que se lo digan a las familias de las víctimas. Y a muchos que, sin serlo y gracias a Dios, nos sentimos como tales.
Dicen que nadie muerde la mano que le da pan. No ha sido el caso de estos locos fanáticos que no solo la mordieron sino que la arrancaron de cuajo. Y con ella, las vidas inocentes de tantos…
Hoy ha habido un triple choque de trenes con al menos 150 muertos en Pakistán.
La semana pasada, oriundos pakistaníes causaron la muerte en Londres. Hoy la justicia divina ha devuelto el golpe en Pakistán. Inocentes eran todos, menos los locos suicidas de Londres. Descansen en paz todas las víctimas de las dos tragedias. Todas, menos cuatro.

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