"CUANDO LOS QUE MANDAN PIERDEN LA VERGÜENZA, LOS QUE OBEDECEN PIERDEN EL RESPETO (Y EL MIEDO)"
Acabo de venir de celebrar el día del orgullo. El orgullo familiar, se entiende. De reivindicar que un matrimonio son un hombre y una mujer. Es decir, un Adán y una Eva. No un Manolo y un Ramón. Bueno, esos eran también pareja pero artística. Y de gritarle al Zpito, rey de los sordos, príncipe de los ciegos y patrón de los gilipollas, que los niños tienen que tener un papá y una mamá. Estábamos unos cuantos. Creo que entre millón y medio y dos millones. Nada, una reunión de amiguetes que no tenían otra cosa que hacer. Y han dicho, nada hombre, vamos a pasarnos tres horas a 35 grados con un solecillo guai y nos ahorramos los rayos UVA. Están cambiando muchas cosas en España. Ya no nos callamos ante la arbitrariedad ni la tiranía. Hemos visto que la calle es de todos. No solo de los amiguetes del montón de pancistas que nos dicen gobernar. Van dos en poco tiempo. Y ya sabes, Zpito, no hay dos sin tres. Ni tres sin cuatro si hace falta. Así hasta que te quites los tapones de las orejas. No nos vamos a quedar calladitos y mansos como los corderitos cuando los llevan al matadero.
La cabeza de la manifestación estaba en el centro de España, en el kilómetro cero, en la Puerta del Sol (vaya que si hacía sol ), la cola bastante mas allá de la Puerta de Alcalá (mirala, miralaa...), por un lateral llegaba hasta la plaza de Colón y por el otro hasta pasada la Plaza de Neptuno.
Visto desde el aire era una gran cruz. Somos tu cruz. Y los clavos para poner en ella al mal ladrón van a ser las urnas.
Y me pareced que como sigas así, no vamos a tener que esperar al 2008. Me da esa impresión. No sé por qué. Macho, casi dos millones de personas no pueden estar equivocadas. Vete atándote los machos, majete.