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BIT A KORIN

Ayer tuve un sueño...

Ayer tuve un sueño...

Ayer tuve un sueño... Ayer tuve un sueño. Me acosté más tarde de lo normal y soñé. Soñé cosas raras, ambiguas, inconexas…
Soñé con una cucaracha muy oscura, mucho, como si se hubiera dado cien sesiones de rayos UVA, que corría con un trapo de dos colores por los hombros sobre un campo verde mientras gritaba con cara de odio descentrado: “¡Madrid, cabrón, saluda al campeón!”, y lo repetía como un animal poseído una y otra vez. Y vi un gran tropel jaleando, aplaudiendo y vitoreando a la cucaracha.
Y tuve más visiones. Vi a un gran dirigente por accidente tendiendo su mano a las alimañas que poco antes habían devorado a sus hermanos. Y decía no sé que de talante, buen rollito y que haría lo que fuera necesario por seguir en su cargo.
Y soñé extrañas aberraciones, Algunas difíciles de creer despierto.
La familia se tergiversaba y el hombre era el padre y era la madre, y la mujer era la madre y era el padre y los niños se volvían gilipollas llamándoles progenitores mientras ellos se llamaban cónyuges entre si.
Y vi como pueblos se morían por la sequía mientras otros dejaban que el agua se perdiera en el mar. Y luego hablaban de solidaridad mientras uno hermanos llamaban cretinos a otros hermanos. Ibarra al Maragall sin ir más lejos.
Y vi a Otegui bailar con José Ternera y eyacular sobre la piel de toro mientras el ZPito tocaba la zambomba y aplaudía con esa cara de débil mental que se le está poniendo.
Y a las perras bigotudas del partido comunista de las tierras vascas diciendo que, además de independencia, querían a Bertín Osborne en propiedad como cuota machil.
Que ya estaban hartas de no comerse una cocotxa, joder Patxi...
Y soñé que Gallardón se besaba con Rubalkaba y mientras le decía :”Alfredito, como me pones”, mandaba un mensaje por el móvil a Rajoy con un ¡Pásalo! esperpéntico.
Y soñé que aumentaban la plantilla de la Escuela y que ya no salíamos de viaje sino que levitábamos y corregíamos las Unidades Didácticas desde el nirvana tomando vinitos de Ribera del Duero.
Y ese sueño ya fue demasiado. Me desperté sudando y en un grito.
Menos mal que la enfermera me aflojó la camisa de fuerza y me dió ración doble de Lexatin.
Eso por que la trato bien y le cuento cuentos de Drácula. Pero de eso os hablaré otro día. Temblad después de haber leído. Y soñad con la, etoooo… cucaracha negra.
I’ve got a dream