Blogia
BIT A KORIN

Gracias Allen...

Gracias Allen... Acabo de leer un artículo de El Mahattma que dice que el tabaco desgrava. Me ha dejado por los suelos, porque después de ir tachando los días que llevo sin probar el puto hierbajo, me sale con estas…, casi reniego de la fe de la no nicotina. Pero no, el maestro con su fina ironía (podéis ver el artículo de marras clickando desde aquí en enlaces), solo quería dar la colleja de rigor, cotidiana y como debe ser al representante gubernamental de guardia. En este caso le ha tocado al Calderilla, merecido lo ha, ¡pardiez!
Bueno, pues retomo el hilo conductor de este soliloquio (joder, que cursi y redicho debo parecer al respetable, pero no en vano uno ha ido a colegios de pago y debe dejarlo patente siempre que la ocasión así lo propicie). Resulta que yo siempre que he visto anuncios de esas mágicas publicaciones mediante las cuales uno es capaz de perder peso poniéndose hasta el codo de solomillo, de centollo o de chuletones, o de ser capaz de dejar al mismo Arnold Swazzernagger a la altura del betún con colocarse unos electrodos 10 minutillos al día, me he dado grandes revolcones por el suelo debidos a crisis de hilaridad y de descojono incontrolables.
Pero hete aquí que hablando con unos amigos, me dicen que hay un libro que te ayuda a dejar de fumar. ¡Venga ya! Yo que lo he intentado por activa, por pasiva y por mediopensionista y que lo conseguí durante 15 años para después volver a caer en el horrendo y dantesco infierno de nuevo, ahora va a resultar que un panfletillo me va a ayudar…Amos anda, baranda. ¡Que no me creo ese TBO!. Que para eso ya está la acupuntura, el Nicotimel, los parches de Sor Virginia y la madre que la parió y en última instancia…un par, de razones.
Pero bueno…cuando lo sigues oyendo, te empieza a sonar en el coco toda la fraseología popular al respecto. "Que si algo tendrá el agua cuando los curas la bendicen, que si mil millones de moscas no pueden equivocarse, que si el fumar puede provocar impotencia de los que le rodean e incluso matar a algún rival político,que si Zamora no se ganó en una hora y por esos los partidos duran hora y media... y te dices a ti mismo…
"Joder, a ver si va a ser verdad y resulta que ese librillo es mágico y yo estoy aquí haciendo el pardillo tragando más alquitrán que la M-50…"
Total, que piensas:”Pues tampoco se pierde tanto por leerlo, vale como 3 cajetillas de rubio (curioso, pero los smokers asociamos los precios no al euro, sino al precio del tabaco: "eso vale como tres paquetes, eso como un cartón…Y al precio que están las judías verdes deben ser marca Marlboro, por lo menos"). Total que te vas a la Casa del Libro y te agencias un ejemplar que no desenvuelves hasta llegar a casa, no sea que alguien te vea en el autobús y se descojone de risa por pensar que crees todavía en los cuentos de hadas.
Llegas a casa y te dices, "bueno, vamos a reírnos un rato con la coña esta". Y lo abres. Y ahí, amigo, es donde has caído (afortunadamente). Porque lo primero que hace el libro es presentarte al autor, un tal Allen Carr, un tío que trabajaba como financiero y que se endosaba ¡100 pitillos al día!!. Joder con el financiero, porque: a/ Debía tener unas finanzas de la leche para mantener ese ritmo de consumo tabaqueril, una pasta oiga... y, b/debia tener días de 48 horas o fumar po las orejas, si no ya me dirán el ritmo que debía seguir el amigo.
Pero ahí ya te empieza a picar la curiosidad. Y cuando en la siguiente línea te dice que consiguió dejar de fumar... sin ningún esfuerzo, es cuando empiezas a cuestionarte sobre si el cigarro que acabas de apagar era realmente tabaco o llevaba algo más. ¿100 pitillos al día y lo dejó sin ningún esfuerzo? ¿Qué paso, se mató en un accidente de trafico o que? Porque si no, es imposible. Un tío que se fuma 100 pitillos al día debe ser elegido mascota de los inventores del ferrocarril e ingresar directamente en el libro Guinness o en el depósito de cadáveres. Pero…conseguir dejarlo sin ningún esfuerzo…¡No cuela!
Pero bueno, ya que has desembolsado el equivalente a 60 pitillos por el libro ("hasta las tres de la tarde tenías con eso Allen…, ni un minuto más..."), te dices: “pues vamos a seguir leyendo”.
Y si con lo anterior has flipado, con lo siguiente es que ya lo haces en colores y te pellizcas e intentas recordar donde te han podido meter LSD sin que te hayas dado cuenta. Porque va el pájaro y te recomienda, te pide, te suplica, te ruega y te ordena que no dejes de fumar mientras lees el libro. Además de flipar, lo primero que piensas es que desde ese momento ese libro va a ser tu Biblia y que lo vas a leer mas veces que un miembro del Opus Dei lee el Camino. “¡Menudo chollo me he encontrado!”, dices para ti. “Estos son consejos y no los del plasta del vecino que desde que consiguió dejarlo se ha vuelto un apóstol de la no nicotina”. Total que desde entonces, Allen pasa a ocupar el primer puesto en la lista de tus ídolos y te entregas con fruición a devorar las páginas del librito. Y amigo…¿sabes lo que pasa cuando las terminas? Pues que se produce el milagro, dejas de ser un adicto, matas al monstruito y abandonas el puto hierbajo…¡¡SIN NINGÚN ESFUERZO!!
Puedes creer o no lo que te he contado, pero llevo un mes sin meterme dosis y no me ha costado nada. Es más, compadezco a los que aún siguen matándose día a día. Y es por eso, SOLO por eso por lo que te digo…¡Gracias Allen!!"

5 comentarios

Anónimo -

Pues yo me he leído ese libro y no he dejado de fumar y encima me ha parecido un comecocos de narices o tengo la mente muy dura o cualquiera os ingresa en el Opus.

el hijo de mahatma, de nuevo "said" -

valga la rebuznancia

el hijo de mahatma,si es que tuvo alguno... -

ya veo en qué empleais el tiempo en vuestros empleos...

Pepe -

Estimado Bit a Korin:
Leo y releo tu nueva esquela y me hago cruces ante las posibilidades inusitadas que se abren a mi poco productivo porvenir. Podría ser que rebuscando en las librerías diese con algún ejemplar de "Cómo dejar de dormir la siesta y no morir en el intento" o bien de "Como dejar de salir a cenar fuera de casa montado en un cohete sideral" o cosas por el estilo. Gracias Bit a Korin, me has devuelto la esperanza en los imposibles. A un descreído como yo, ¡cómo puede ser! Me lo tengo merecido por hablar tanto con el meapilas de Ricardo.

Mahatma -

Inspirado se encuentra Bit a korín. Se nota que el no fumar le ha dejado tiempo para escribir. ¡Ah si el tabaco no le hubiera impedido blandir la pluma! ¡Tiembla Espasa! Tu enciclopédica y monumental obra está en trance de parecer un cuento de Calleja comparada con la producción literaria del prolífico Bit a korín.