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BIT A KORIN

Sin pasarse...

Sin pasarse... Antes veías un tío con una mochila y era un excursionista. Si llevaba el pelo largo, barba raída y pinta de ser el fundador de la liga antichampú, entonces era un hippie. Más adelante, la mochila pasó a ser patrimonio de los colegiales, pobres míos que parecían paracaidistas en pequeñito y a veces más que niños con mochila, era justo al revés. Menos mal que se inventó la mochila con ruedas para gusto de los niños y cabreo de los médicos que les trataban la escoliosis. Aunque con el engendro con ruedas, ahora más que colegiales parecen pequeñas marujillas rumbo al Carrefive. Todo sea por la salud…
Y en estos días puñeteros que nos está tocando vivir (¿?), un tío con una mochila y que además sea moreno y con rasgos morabitos, pues tiene todas las papeletas para ser un terrorista loco suicida autoinmolador en nombre de la yihhad, Alá, Mahoma y toda la parafernalia islámica.
Y es que como decía Don Hilarión, los tiempos adelantan que es una barbaridad. Pero si esto es adelantar, que venga Dios y lo vea.
Que anda uno con la psicosis mochilera que no le llega la camisa al cuello. Jodidos deben andar los fabricantes de mochilas. Como que en cuanto venden una partida tienen a la policía haciendo preguntas.
Total, que si esto es libertad que venga la tía Juana y lo visione. Me parece genial que se hayan prohibido las barbacoas y todo tipo de fuego en el monte. Fuera las costumbres bárbaras. Por estos pagos, lo de siempre ha sido la tortilla de patatas, el filete empanado, los pimientos fritos y el melón o la sandía de marras, que se introducía en el arroyo para refrescarla.
¡Que coño chuletas con chimichurri!
Pero lo que ya no mola tanto es que te prohiban fumar en el campo, como ya han dicho algunos ayuntamientos. Tampoco hay que ser más papistas que el Papa…
Por la misma, que no te dejen hacer pis, no sea que la urea putee el hábitat de la lagartija autóctona y te monten un pollo los ecologistas de las narices.
La verdadera libertad consiste en que tú te fumes tu pitillito después de la tortillita y demás aditamentos, pero que seas lo suficientemente consciente como para apagar bien la colilla y llevártela con el resto de los desperdicios al terminar tu día de campo.
Porque no fumar en el metro, genial. Que haya zonas separadas en restaurantes, lo mismo y que ni en tren ni volando te dejen joderte el pecho, aplauso. Pero en la calle o en el campo…
Hace poco estuve en Cáceres en un hotel con más estrellas que Patton. Al llegar, y según me disponía a deshacer el equipaje, me encendí un pitillo. Busco un cenicero y como que no.
Había de todo, papel de cartas, sobres, caramelos, bombones, la tele dándote la bienvenida, musiquilla suave, gorro de baño, champú, gel, costurero, peine, esponja de calzado, cepillo de dientes, útiles de afeitar, masaje y todo lo que se me olvida, pero cenicero…, ni por asomo.
Total que, al acabar, paso por recepción y le digo al propio que, seguramente por error, a la camarera se la ha debido olvidar el cenicero.
¿En qué planta está, señor?, me pregunta solícito el mozuelo.
En la primera, contesto.
Lo siento señor, pero solo se puede fumar en la tercera y no nos quedan habitaciones.
Le doy las gracias y flipando en todos los colores del arcoiris me voy a tomar un café para digerir la noticia.
Y es que no hay que pasarse. En definitiva, que me he hecho el firme propósito de dejar de fumar para cumplir cívicamente las normas. Y por salud voy a empezar a correr por las mañanas tempranito. Aunque tendré que ir sin auriculares para oír música, no sea que vaya corriendo, me echen el alto, no lo oiga y…la liemos.

1 comentario

Mahatma -

Y ya que tenemos al de la mochila-carrito con el equipaje hecho,¿por qué no lo devolvemos a la China a cobro revertido en un vuelo sin retorno? A lo mejor consigue descentralizar ese estado centralista con 384 automías como las nuestras y les hunde la economía como intenta hacer con la nuestra.
De nada; todo sea por la alianza de la civilización española.